ROXI: cuando te enamoras de un coche
En los últimos años, los coches subcompactos se han ido sofisticando hasta alcanzar un punto de inflexión en el que sus dueños ya no los ven igual que a su refrigerador u horno de microondas.
Así como diciendo, “sí. Funciona, pero no me emociona”.
En vez, se están convirtiendo en coches completos, excitantes y divertidos, autos con toda la barba, bien diseñados y bien equipados y que solo de manera incidental resulta que son pequeños.
O bueno, así nos lo hizo creer la versión actual del Mazda2 que con patadas y manotazos no nos quedó más remedio que devolver a la fábrica tras probarlo una semana y quedar enamorados para siempre.
En serio: cuando llegó el chofer del proveedor de entregas a los medios (¡qué lejos está el día en que teníamos que ir a rogarles que nos prestaran uno para probarlo al menos por un rato!) tratamos de engañarlo diciéndole que “¡se nos salió de la cochera! Ya hasta pusimos carteles en toda la colonia para que, si lo ven, nos lo traigan”.
No lo queríamos devolver y no era un enamorado o dos, eran todos, hasta las secretarias y los perros que cuidan el establo de coches para que no se nos cuelen los cacos. Todos estábamos encantados con Roxy (por su vibrante color rojo y simpático carácter).
Ni modo, tuvimos que soltar las llaves.
Incluso el chofer que lo regresó a CDMX (todavía uno de nosotros colgado del escape) nos confesó que, entre ellos, siempre se peleaban porque les tocara entregar este simpático carrito, y más si era hasta Guadalajara o Monterrey, que les permitía disfrutarlo más kilómetros.
Acá en M/V a todo mundo “se le ofrecía” llevar a Roxy, por el mandado, porque ya iba a llover, porque se lo iba a enseñar a un primo. Había cola de “primos” que ya saben que siempre estamos llenos de coches interesantes y vienen a tocar la puerta. Con Roxy la cola de primos era más larga aún que cuando hay Volvos o Audis.
Lo curioso es que las dos semanas previas a la prueba de este Mazda2, acabábamos de manejar otros dos subcompactos (no les vamos a decir cuáles) los que devolvimos sin chistar. Nadie se enamoró de ellos. Mientras que a Roxy hasta le cantamos las Golondrinas.
En este mundo de las revistas de autos, uno pasa de un modelo a otro y de una marca a otra en menos de lo que se puede decir supercalifragisticoexpialidoso. Los ojos, la mente y la palma de las manos se vuelven súper sensitivas para detectar cuál es el bueno y cuál no. Así en minutos. Y más si son semanas, claro.
Este modelo fue presentado primero como el concepto Hazumi, que debutó en el Salón de Ginebra y después fuimos viendo sus fotos conforme progresaba su avance de producción, el segundo un conjunto de fotos filtradas del coche de producción. El 2016 Mazda 2 se ve más o menos exactamente como el Hazumi y el mayor cumplido que podemos dar es que parece una copia encogida del Mazda3 HB. No hay nada más en su segmento, en este momento, que se vea tan completo, equilibrado o atractivo como el nuevo 2.
Lo mismo ocurre con el interior, que logra darnos señales deportivas y al mismo tiempo lujosas en una composición moderna y visualmente agradable. El tablero de mandos es bajo y en gran parte libre de botones e incluso las boquillas del A/A se ven como de coche grande. Se sienten como de coche grande, una tobera en cada extremo del tablero y una amplia parrilla central, aunque no estamos seguros de cómo la pasarán los pasajeros traseros. No se quejaron, mientras anduvimos de aquí para allá. Cada vez que uno “ocupaba” (como dicen los nacos) sacarlo, salían voluntarios dispuestos a dar la vuelta de gorra.
Incluso cuando sucedió la tragedia sísmica que afectó al país y en particular a nuestro pequeño Estado, Motor y Volante se transformó por completo en una brigada de ayuda que recorrió caminos y brechas al oriente y sur de la entidad llevando víveres, ropa y agua a pueblos derruidos o incomunicados. Pusimos a trabajar varias camionetas que teníamos en pruebas que cumplieron fielmente su función de trabajo pesado (y nosotros mismos nos arremangamos las mangas, desde luego, y formamos equipos con las oficinas de CDMX y la de Cuernavaca que salimos en brigadas a repartir despensas, medicinas y todo lo que hiciera falta unos a la frontera con Puebla, los campos de caña donde también cayeron muchas casa y hospitales, mientras otros íbamos a la Zona Minera de Morelos en la montañas que nos separan de Guerrero.
El Mazda2 pronto se convirtió en el favorito (les pedimos permiso a las fábricas para usarlos en la labor de apoyo, que nos dieron al instante)— como la saeta que salía pitando a cualquier confín de la región donde urgían medicinas o agua o cargas urgentes. Roxy se convirtió en nuestro más rápido brigadista.
Al igual que con el Mazda 3, hay dos diseños de instrumentación: uno con un velocímetro digital incorporado en un tacómetro centralizado en las versiones más costosas (incluso la que trae la pantallita eréctil que despliega datos sobre el parabrisas) y uno más con un gran velocímetro análogo y pantallitas digitales para las demás funciones en la versión de entrada.
El parasol de ambos, de cualquier manera, nos recuerdan al que se ve en el McLaren 12C. Nada menos, jeje.
El “ethos” (la sangre común) de la ingeniería de Skyactiv de Mazda, que combina una construcción ligera junto con motores y transmisiones de bajo consumo, llega al 2 por primera vez. Esto hace que el Mazda2 sea el cuarto Mazda que se diseñó del piso para arriba con un cuerpo, chasís, motores y transmisiones Skyactiv, igualito que los Mazda6, el Mazda3, las nuevas , CX-5 y CX-9 y la también divertidísima CX-3.
Las dimensiones han cambiado y se notan claramente en dos términos: una figura mucho más equilibrada y una sensación de rodaje mucho más grata. Entre ejes mide casi 10 cm más (alcanzando poco más de 2.5 m, la cifra mínima ideal) y en largo total creció 15 cm aproximadamente, alcanzando un poquito más de 4 m de defensa a defensa. También creció en estatura, pero no se le nota por fuera, aunque sí por dentro.
Con su peso ligero gracias al uso de metales de aleaciones especiales (más resistentes que el acero al carbón normal de otras marcas) y sus 103 caballos (106 libras de torque) casi todos los “primos” que se subieron se iban creyendo que era turbo.
Y no, Mazda sabe muchísimo más que solo recurrir a ese viejo truco que impone otros sacrificios (durabilidad, confiabilidad, desempeño lineal…). Es decir, los turbos son para cuando se te acaban otras ideas.
Pueden averiguar más al respecto al leer nuestros reportajes sobre tecnología y ver cómo Mazda va en la punta de lanza de los avances sobre motores y alto desempeño sin desgaste.
De ahí, pues, puedes ver por qué nuestro total enamoramiento con Roxy.
Mazda2, un coche que genuinamente no tiene par en el mercado.
Ni nada que se le acerque.
GN