La verdad, nadie lo sabe, excepto quizá algún empresario que esté negociando por su cuenta. Después de todo, Ruvian ni siquiera existía hasta hace poco y apareció de golpe, ya fabricando y vendiendo, tras su compra de una ex-planta de ensamble de Honda en Michigan, y entonces sí ya fue reconocida como una nueva marca, independiente.
En sus fotos promocionales, se mira a medio bosque donde, mágicamente, ya hay un punto de recarga voltaica.
Sí, chucha.
Sus camionetas eléctricas se venden caras, sin duda, y poco, pero quizá esa es su gracia principal. Es como si alguien trajera como distribuidor alguno de los hiperdeportivos que existen en Europa y pocos conocen pero algunos quieren. Venderá 4 o 5 a politicos o ricachones que solo le dan valor por lo que cuesta, no por lo que es, y se embolsará un chorro de lana.