Al igual que ya alguna vez les contamos la historia del nacimiento del BMW Z3, que también nació dibujado en una servilleta por su propio diseñador en un café de Tokio -pedazo de papel que Herr Editor guarda celosamente en su cajón de recuerdos- hay otras historias similares. Y con este motor ya destinado a la extinción frente a la electrificación, Bugatti contó recientemente la historia de este maquinón:
El W-16 cuádruple turboalimentado de 8.0 litros de Bugatti es único en el mundo automotriz, impulsando al Veyron y al Chiron a récords de velocidad de autos de producción.
El W-16 fue una creación del ex CEO del Grupo Volkswagen, Ferdinand Piëch, de la familia a la sazón poseedora de la mayoría de sus acciones y de las de Porsche cuando era independiente.
Según la historia oficial, mientras viajaba en un tren de alta velocidad (el célebre “Shinkansen”) entre Tokio y Nagoya, Japón, Piëch tenía algo de tiempo libre y dibujó un enorme motor en una servilleta de papel. Piëch, quien más tarde se retiró justo antes del escándalo de las emisiones de diésel de VW (asunto en el cual probablemente intervino en la aprobación del truco) imaginó un motor de 18 cilindros de aspiración natural hecho de tres bloques VW VR6 unidos, colocados a 60 grados entre sí.
Desplazaba 6.25 litros y estaba diseñado para producir 547 hp. Piëch no tenía un automóvil en mente para este motor, pero luego se decidió por Bugatti después de que su hijo Gregor le pidiera un modelo a escala de un Type 57 Atlantic.
En ese momento, los derechos del nombre Bugatti estaban en juego después de que colapsara una reciente reactivación del fabricante de automóviles por parte del empresario italiano Romano Artioli (quien produjo el Bugatti EB 110).
Después de que los ingenieros recibieron el boceto de Piëch, el diseño se modificó a una configuración W-16 con cuatro turbocompresores que finalmente llegó a la producción. El ejecutivo se había fijado una meta de 1,000 caballos de fuerza, y se consideró que esta era la mejor manera de lograrlo. El motor se probó por primera vez en 2001 y presentó algunos desafíos únicos. Se tuvo que construir un nuevo banco de pruebas y un sistema de ventilación para manejar la potencia de salida del W-16. Y todo, a partir de un dibujito de alguien aburrido en un tren.