La respuesta es: depende de cuál marca pero más todavía, de quién los trae a México.
Cuando uno anda alborotado con la presunta compra de un nuevo auto, se olvida de detalles y puede meter la pata.
Y eso está sucediendo mucho en México desde que llegaron los autos de manufactura China. Resulta que estos autos tienen dos o tres ventajas comparados con los autos que se fabrican en México o que se importan de otros países. Pero aquí hay una clave importante a vigilar: ¿quien los está importando a México es la propia fábrica que se estableció aquí o es quizá un grupo de importadores que pueden ser distribuidores de otras marcas o nuevos inversionistas. Cuidado.
Porque así como es muy fácil traer una marca en representación para vender autos a un mercado nuevo como es el nuestro para ellos, también pueden levantarnos la canasta y decidir que van a dejar de importarlos o mantenerlos.
Tal es el caso posible de dos marcas chinas que andan por ahí y con nombres chistosos que no han tenido tanto éxito en su venta, aunque quien los distribuye también vende otras marcas y resulta que unas les convienen más que las otras y puede ser que las dejen de vender aquí y, desde luego, también de atender y de tener un parque de refacciones.
Hay otras marcas como JAC que nos inspiran algo más de confianza porque sí implican una inversión formal y más duradera. Esta marca ensambla y, de hecho, incorpora algunos componentes nacionales, usando las instalaciones que existen en el Estado de Hidalgo donde antes estuvo establecida Fiat, luego Renault y otras, así como la camionera Dina. En otras palabras, no les resultaría fácil vender y salir corriendo y, por lo tanto, es de asumir que no es su intención, como ya nos pasó con FAW que dejó a miles de clientes colgados de la brocha mientras el señor Salinas les quitaba la escalera.
Otro factor a tomar en cuenta es que mucha gente está comprando autos chinos o coreanos en menor escala, simplemente porque la disponibilidad de unidades para entrega inmediata es mucho mayor. Esto es consecuencia de que varios componentes electrónicos, como los chips, están disponibles para ellos porque se fabrican en el mismo país de origen de esas marcas, mientras que otras marcas americanas o europeas tienen que esperar sentadas a que les lleguen esos implementos que les permitan terminar sus unidades para venderlas.
No es que eso sea bueno o malo por sí mismo, pero eso explica por qué se están vendiendo tanto, no porque el producto sea maravilloso −que puede serlo o no según la marca− sino porque simplemente están disponibles. Entonces hay que estar atentos a ver si las razones de las ventas multitudinarias de algunas de las marcas nuevas chinas obedece a que sí hay, más que a que sean particularmente atractivas.
Y un tercer factor, también importante, es darnos cuenta de que no todo lo chino es bueno ni tampoco todo lo chino es malo. Los chinos son una sociedad bastante avanzada y con tecnologías y productividad muy elevadas. Por eso mismo pueden fabricar lo que se les pegue la gana, es decir, un buen coche, como sabemos que hay dos o tres marcas que están en la cúspide de calidad de lo que viene de Oriente y otras que no aguantan ni el arranque. Recuerden que los chinos son capaces de fabricar baratijas porque desgraciadamente los mexicanos están acostumbrados a querer pagar menos y comprarlas aunque sean chafísimas. No es un caso igual al de, digamos, un comprador francés o alemán que es muy exigente con lo que está comprando, sin importarle pagar un alto precio. Un alemán se compra zapatos muy costosos pero muy bien hechos. Un mexicano se compra los más baratos, aunque se desbaraten a los 50 pasos.
Igual sucede con los autos.
Gabriel Novaro