Algunos expertos en seguridad cibernética están dando la alarma, describiendo escenarios inquietantes de posibles ataques que incluyen vehículos saliéndose del camino o incendiándose.
Los vehículos eléctricos (VEs) están repletos de chips y software que controlan todo, desde sus baterías y motoreshasta el frenado. También son conectados a cargadores casi a diario, enviando información de un lado a otro vía redes de carga o internet.
Y se comunican de forma inalámbrica con las empresas que los fabricaron, las concesionarias de vehículos eléctricos, las redes Wi-Fi domésticas y celulares y las apps en los teléfonos de sus propietarios.
Esta combinación de inmenso poder de cómputo y numerosas conexiones en línea presentará una oportunidad atractiva para los malhechores digitales, ya que se proyecta que millones de vehículos eléctricos sean desplegados en los próximos años, dicen los expertos en seguridad cibernética.
La posible pesadilla: hackers propagan software malicioso a miles o millones de vehículos
eléctricos. Los ataques paralizan los autos hasta que sus propietarios pagan una tarifa,
de manera similar en que el ransomware puede apagar una red computacional hasta que
los hackers obtienen dinero.
Peor aún, los hackers podrían corromper el sistema de carga de un VE y sobrecargar la batería, lo que podría hacer que estalle en llamas, o secuestrar la aceleración y el frenado de un vehículo.
Si un hacker pudiera insertar malware en estas actualizaciones, podría dañar cientos de
miles de automóviles.
Cargadores domésticos
Los expertos predicen que la mayor parte de la carga de vehículos eléctricos se realizará en los hogares de los propietarios de automóviles. Y los cargadores domésticos también pueden tener riesgos de seguridad.
Cuando un vehículo está conectado a un cargador Nivel 2 de 240 voltios, que permite recargar la batería más rápido que los cargadores que se conectan a las tomacorrientes domésticas estándar de 120 voltios y que a menudo vienen con el vehículo, se comunica información sobre las baterías del automóvil, el nivel de carga y otros datos.
Podrían inyectar malware en un vehículo eléctrico que se transferiría al cargador cuando el propietario del vehículo lo enchufara.
Una vez que el software se instala en un solo cargador, podría distribuirse por toda la red de cargadores, señalan los investigadores.
¿Qué se puede hacer?
Los expertos dicen que las industrias de vehículos eléctricos y de carga deben unirse para crear conjuntamente protocolos de seguridad más fuertes y más amplios, como los relacionados con los cortafuegos de las redes informáticas y la autenticación de usuarios, y seguirlos.
Además, muchos cargadores domésticos estarán conectados a la red Wi-Fi del propietario y a una app de teléfono inteligente, o a una red celular, ofreciendo más vectores de ataque.
Los expertos señalan que la relativa falta de seguridad en la infraestructura de carga posibilitan los ataques.
Otras posibilidades, dicen los expertos, incluyen que los hackers tomen el control de
las redes de carga y las utilicen para robar la información de los clientes o incluso inhabilitar partes de la red eléctrica.
En los VEs, la mayoría de las características mecánicas de los vehículos de combustión
interna –pistones, válvulas, cigüeñales, carburadores, bombas de gasolina y agua– ha sido
reemplazada por componentes electrónicos. Los chips y el software controlan cómo se cargan las baterías, cómo transmiten electricidad a los motores, cómo aceleran los motores y cómo devuelven electricidad a las baterías durante el frenado, entre otras actividades.
Si bien un automóvil de lujo de combustión interna puede tener unas 150 unidades de
control electrónico, “eso no es nada en comparación con los 3 mil chips que vemos en el VE promedio”, dicen expertos en seguridad cibernética.
Un VE también usa millones de líneas más de código computacional, indica.
De particular preocupación son las actualizaciones periódicas de software que los fabricantes de VEs transmiten inalámbricamente a los automóviles de su marca.
Los vehículos eléctricos están repletos de chips y software que controlan todo, desde baterías, frenado y motor.
Con información de THE WALL STREET JOURNAL