Hace algunos añitos, mientras efectuábamos pruebas en montaña de una RS4, nos atacaron -literalmente- unos talamontes armados. O quizá eran narcos, no les preguntamos. Atravesábamos una zona boscosa remota y al llegarles por sorpresa y a alta velocidad, los espantamos y tal vez creyeron que éramos policías o rivales o algo así. Nos salvamos por las tremendas virtudes dinámicas de esta guayín; nunca antes, ni en pístas, habíamos logrado hacer una “vuelta americana” (180°) a más de 100 sin salirnos del asfalto y salir apuntando de regreso y acelerando a fondo, aunque algunas balas pasaron por encima de nuestras cabezas.